Parece ser que ni mi hermano ni yo nacimos para tener una mascota.Todo comenzó cuando yo tenía 11 años y mi hermano tenía 7, mi papá nos compró una pecera y tres peces.Poco a poco fue comprando más y más peces; la razón era que nosotros queríamos una mascota (de preferencia un perro o un gato) pero como a mi papá no le gustaban los animales lo único que nos permitió tener fueron peces.



Sin embargo, los peces siempre terminaban muertos mas o menos en una semana por lo cual mi papá tenía que ir a comprar más para que la pecera no se quedará vacía; a pesar de esto, nunca logramos que los peces vivieran mas de dos meses.

La segunda mascota fue una tortuga, mi mamá juraba que moriría en una semana, no obstante, contrario a las predicciones de mi mamá, la tortuga duró alrededor de dos años, sin embargo, su final fue bastante trágico ya que primero se quedó ciega para después morir y secarse dentro de su caparazón.

El episodio más triste de toda esta historia frustrante de mascotas muertas comienza cuando mis papas por fin nos dejaron tener un perro. Mi tía tenía una perrita que había tenido cachorros.Mi tía vivía en un pueblo llamado Coatepec Harinas, cerca de Ixtapan de la Sal, aproximadamente a 3 horas del Distrito Federal. El trayecto del pueblo a la ciudad fue una verdadera tortura para el pobre perrito empezando por que había sido separado de su mamá y sus hermanos, por lo cual no estaba acostumbrado a estar sólo, pero la peor parte vino cuando vomitó por que se mareó en el camino.
En fin, después de toda esta aventura el perrito se quedó con nosotros durante un año mas o menos, sin embargo, después de ese año mi familia y yo tuvimos un problema: teníamos que mudarnos de casa y en la nueva casa en donde viviríamos no había espacio para el perro. Así, tuvimos que llevarlo de regreso al pueblo con mi tía (la que me lo había regalado). Finalmente esta historia tristemente terminó cuando un coche atropelló a mi perro y se murió tres meses después de que lo hubiéramos dejado en el pueblo.

¿A que viene que haya relatado en estos párrafos la trayectoria nefasta que hemos tenido mi hermano y yo con los animales?. Hace una semana le regalaron a mi hermano unos cangrejos, un cangrejo adulto y varios cangrejitos pequeños. El día de ayer se murió el cangrejo adulto y los pequeños se han ido muriendo en el transcurso del día. Así que la moraleja de esta historia es que mi hermano y yo tenemos una muy mala suerte con los animales y lo mejor es que no intentemos tener mascotas nunca más. ¡Que triste!
No hay comentarios:
Publicar un comentario